lunes, 5 de marzo de 2018

Brochier: “La eutanasia está entrando en el sistema de cuidados paliativos. Y eso es muy peligroso”

Brochier: “La eutanasia está entrando en el sistema de cuidados paliativos.

 Y eso es muy peligroso”

Bélgica ha sido otro de los países europeos pionero en la aplicación de la eutanasia, que
 ha pasado de 200 muertos en 2013, a 2.022 en 2015. Sólo el 40% de los que fallecieron
 por esta práctica recibieron asesoramiento sobre los cuidados paliativos.

 

Madrid acogió durante el mes de enero el Seminario Internacional: cuidados paliativos y 
sociales vs. eutanasia en el Congreso de los Diputados organizado por la Federación Europea 
One of Us, y que reunió a políticos, legisladores y sociedad civil de diversos países para debatir
 sobre este importante y preocupante tema.
Una de los participantes fue la belga Carine Brochier, coordinadora de Proyectos del Instituto 
Europeo de Bioética de Bélgica, que ha concedido una entrevista a Actuall.com. Bélgica ha
 sido uno de los primeros países en legislar la eutanasia y recientemente un libro publicado
 por ella junto a otros médicos hacía un análisis de la situación, en la que destacaba la 
marcha de enfermeras que se está produciendo en las unidades de cuidados paliativos. En
 los últimos años, estas unidades se están convirtiendo en lugares donde los médicos
 envían a los enfermos para practicarles la eutanasia, y muchos de los trabajadores no 
quieren convertirse en meros asesinos legales.
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Las enfermeras y los médicos han estudiado y se han preparado para cuidar a personas enfermas incluso si no se puede hacer nada, pero para estar allí y aliviarles el dolor
El libro que usted publicó sobre Eutanasia en Bélgica junto con otros autores,
 hablaba sobre enfermeras y trabajadores sociales que querían dejar las unidades 
de cuidados paliativos porque vieron que eran lugares donde enviaban a los enfermos
 y ancianos a que los mataran. Y ellos no querían participar en ello. ¿Cómo se puede explicar?
La presión para los médicos y enfermeras en Bélgica es tremenda. En una unidad de cuidados
 paliativos normalmente los médicos envían los pacientes para que puedan recibir la eutanasia y las enfermeras no han sido preparadas para practicarlo ni ponerlo en marcha. Los doctores no
 están preparados para esto. Ellos han estudiado y se han preparado para cuidar a 
personas enfermas incluso si no se puede hacer nada, pero para estar allí y aliviarles 
el dolor. La presión es enorme y la eutanasia está entrando en el sistema de cuidados 
paliativos. Y eso es muy peligroso.
¿No hay objeción de conciencia?
Si tienes una cama dedicada a la eutanasia, el paciente viene enviado por el doctor y el 
paciente es colocado en esa cama y se llama a la enfermera y al equipo para preparar a ese 
paciente para la eutanasia, entonces la eutanasia se practica, el enfermo muere, se vacía la 
cama, la enfermera limpia la habitación y al día siguiente, como hay una lista de espera
viene otro paciente. Y esta es la historia. Un paciente en la lista de espera viene al hospital 
para recibir la eutanasia y el equipo ni siquiera tiene el tiempo para relacionarse o tener 
contacto con el paciente. Fue solo una inyección para matarle. Y ellos no han sido preparados
 para eso.
¿Podemos decir que hay un problema económico? ¿Que la gente mayor, la gente enferma 
es demasiado cara para el departamento de salud y la eutanasia es una oportunidad para
 acabar con ese problema económico?
La presión económica es importante. No me gustaría ser el ministro de Sanidad o el ministro 
que se encarga de las pensiones en Bélgica. Cada vez hay más gente mayor, más gente con
 cáncer. Y ese es un problema, desde luego. Si les pides a las enfermeras que sólo estén 
cinco minutos con los pacientes, sólo para cuidar y vestir a una persona anciana, hay una 
presión económica por parte de las instituciones. Pero no es lo más importante.
El enfermo, el anciano, lo que necesita al final de la vida es amor y ternura. Y nosotros debemos cuidar de la gente más débil que está a nuestro alrededor
Lo más importante, y lo que deberíamos darnos cuenta cada uno de nosotros es que nos 
corresponde a nosotros, como familia, cuidar a nuestros amigos, al abuelo, a la abuela, a
 los niños, a la persona enferma… Es muy fácil poner esa responsabilidad sobre los 
hombros del Estado, pero tenemos que encargarnos todo el tiempo, dejar incluso el trabajo
 y cuidar de la gente más débil que está a nuestro alrededor. No es una cuestión del Estado 
o económica. Es verdad, quizás pierda mi trabajo para cuidar a mi madre, para darle más 
y mejor tiempo conmigo. Porque 
lo que necesita al final de la vida es amor y ternura. Las enfermeras pueden ofrecer
 algún tipo de ternura, pero lo que espera es cariño por mi parte.
¿Y mucha gente que pide la eutanasia puede hacerlo por esa falta de cariño? Como 
en el caso de la deportista paralímpica Marieke Verwoort
El caso del que hablas es bastante doloroso. El caso de Marieke Verwoort es el de una
 atleta discapacitada y ella no es capaz de ver el sentido a vivir con tanto dolor. No sé lo
 que ha experimentado a lo largo de su vida. Y no quiero condenarla ni juzgarla porque es
 un caso muy doloroso.
Lo que voy a decir es para otras personas: “Dime la manera en que vives y te puedo decir
 la manera en que podrías morir”. Si colocas toda tu energía en tu vida activa -tu trabajo, 
ser alguien- y dejas a un lado la actividad social, la ternura, a la familia… te sentirás solo al
 final de la vida. Los valores que tengas te ayudarán a morir. No quiere decir que tengan 
que sufrir. No. Deberíamos amar y cuidarnos unos de otros. Y querría invitar a la gente joven 
a que cuide de los ancianos, de los discapacitados, de las personas con demencia. Porque ellos
 no se dan cuenta de lo que pasa, pero cuando voy a visitar a mi tía, que tiene demencia, ella no 
se da cuenta de que la estoy visitando, pero les puedo decir que al dejarla soy una persona
 diferente. Soy más humana porque la he podido ver, he podido ver su fragilidad, que se 
refleja en mi propia fragilidad. La fragilidad es un valor en sí mismo y deberíamos apoyarnos
 en ella unos a otros como sociedad y respetar la fragilidad porque la fragilidad es un valor 
en sí mismo.