jueves, 27 de abril de 2017

El Genocidio Armenio

La Gaceta


Este lunes se ha conmemorado un nuevo aniversario del comienzo del genocidio contra un millón y medio de armenios –en su mayoría, cristianos– en Turquía. 
El presidente Donald Trump se ha unido a la doctrina negacionista que es tradición en la Casa Blanca, evitando el término “genocidio” en su comunicado oficial.
El 24 de abril de 1915, cientos de intelectuales armenios fueron deportados de Constantinopla, capital del imperio Otomano. Muy pronto fueron miles los perseguidos, y en seguida, decenas, cientos de miles, casi todos asesinados. 
Con su exterminio, los Jóvenes Turcos Musulmanes, la fuerza de choque del régimen otomano, pretendían preparar la nueva Turquía para el día después del colapso del imperio. Una Turquía en la que no tendrían cabida los armenios, a los que Constantinopla consideraba agentes de las potencias aliadas de la Primera Guerra Mundial. 
Las evidencias y los testimonios que emergieron al concluir la guerra figuran en los anales de la atrocidad. Marchas forzosas de miles de personas, obligadas a caminar hasta que morían. Mujeres y niños confinados en barcos que las fuerzas turcas hundían deliberadamente. Soldados turcos posando en las fotografías de la época con las cabezas cortadas de sus víctimas. Niños transportados en botes y arrojados al mar. Cientos de miles de personas quemadas vivas, torturadas, gaseadas. 
El genocidio de cristianos armenios fue el laboratorio en el que Hitler se inspiró para el holocausto.
Turquía tiene, en la actualidad, un régimen negacionista de aquel horror. El presidente Recep Tayyip Erdogan ha amenazado a los gobiernos extranjeros que usen la expresión “genocidio armenio”. En 2010, en plena Alianza de Civilizaciones con el presidente español Rodríguez Zapatero, el presidente iraní Ahmadineyad y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, el señor Erdogan amenazó con una nueva deportación de 100.000 armenios.
En este aniversario del genocidio armenio en Turquía, marcado por el autoritarismo ya indisimulado de Erdogan, es del mayor provecho leer este artículo de Nicolás de Cárdenas, jefe de Redacción de Actuall, sobre la visión “buenista” de la alianza de civilizaciones. Seguir creyendo en esa promesa es la forma más rápida de olvidar a las víctimas del genocidio, y de repetir la masacre.
“Mientras no tengamos el coraje de asumir su legado”, escribía ayer Ben Shapiro para The Daily Wire, “no nos sorprenda que el mundo siga condenado a repetir su indiferencia frente a los crímenes contra la humanidad, generación tras generación”.