lunes, 19 de diciembre de 2016

A un evolucionista


A un evolucionista:

Se y no niego tus esfuerzos sapienciales,
Que me dan a feliz vez saber un poco,
porque el cosmos que a diario veo y toco,
no tenga ya matices penumbrales.

También se una teoría en que me dices
de una vaga materia inanimada
que espontánea se ordenó y, organizada,
al que escribe y al que lee dióles origen.

¿Tú, sin ruborizarte, me aseguras
que soy un aborto del acaso?.
¿Que el ser se lo debo a la ventura?.
¿Que fui a través de eras, paso a paso:
nada, embrión, mono, y por fortuna,
heme aquí por fin de humano trazo?.


Pues has de saber que me rebelo;
Se sin ciencias, solo fe, que mi destino,
tal y cual mi origen es divino.
Y soy polvo, pero sacro, porque el cielo,
me dio hechura, y con ello, me dio el sino
de existir a la vez mortal y eterno.

Y aun si mi ignorancia, que es supina,
con intrincadas teorías conformaras,
no podrías lograr que yo negara
mi fe de salvación, que es infundida.

Y aun si con palabras tu me hicieras
un manual que el universo me explicara.
Y tu lúcida mente se agitara,
desafiando que una incógnita viniera,
con soberbia de razón nunca aclarada,
y tu genio en segundos la venciera.

Aun tendrías para mi ciencia pendiente
De explicarme un cuerpo y dos maderos,
hechos uno con dolo y sangre; y quiero
entender el absurdo subsistente
en los sabios escuchando a un Carpintero,
o el que un Rey naciera en un pesebre.
En Fin: tu razón y mi Evangelio,
y por qué no decir mi alma y tu mente.

Y aun si culminara tu existencia
abofeteando la mejilla a los secretos,
deberías reanimar esas tus ciencias,
pues a un paso tendrías el gran reto:
Disertar para Él, en pura esencia.

Última edición por Godofredo de Bouillo; 06/02/2009 a las 22:35
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