miércoles, 18 de noviembre de 2015

Nos vemos en el matadero Juan Manuel de Prada

Nos vemos en el matadero

Juan Manuel de Prada

· Cuando Rusia lanzó su campaña en Siria, Francia escenificó con mucho aspaviento su oposición.



El presidente sirio Al Assad, después de deplorar los atroces atentados de París, ha recordado que lo que el viernes sucedió en la capital francesa ocurre cada día en Siria desde hace cinco años, ante la indiferencia de las plañideras que hoy lloriquean y ayer se tapaban los oídos cuando el mismo Al Assad advertía: «Pronto veremos cómo las naciones occidentales que apoyan el terrorismo pagarán un alto precio; y muchas de ellas entenderán tarde, e incluso demasiado tarde, que la batalla que el pueblo sirio libra para proteger su patria se extiende más allá de sus fronteras, para defender también a gentes de otras naciones que en el futuro pueden ser víctimas del mismo terrorismo».
Las palabras proféticas de Al Assad se hacen realidad hoy. En estos días luctuosos no debemos olvidar que, al igual que otras colonias del pudridero europeo, Francia (o, dicho más exactamente, los capataces al servicio del Nuevo Orden Mundial que ocupan el Elíseo) apoyó las llamadas «primaveras árabes» acaudilladas por islamistas de la peor calaña. No debemos olvidar que Francia se ha empleado con denuedo en la erradicación de todo régimen nacionalista árabe que supusiera un dique contra la expansión del islamismo, llegando a intervenir de forma especialmente repugnante en Libia. No debemos olvidar tampoco que Francia ha enviado su aviación a Siria con la excusa del combatir a Estado Islámico, pero con el secreto propósito de destruir la infraestructura petrolera del país, sus centros de comunicaciones y, en general, todo objetivo que contribuyese a la defensa patriótica de la nación siria.
No debemos olvidar que Francia (según ha reconocido el propio Hollande) se ha dedicado a armar, entrenar y financiar a los llamados «rebeldes» sirios, que es el nombre fino con que se designa a las alimañas yihadistas venidas desde los más diversos rincones del atlas para derrocar a Al Assad y vaciar Siria, obedeciendo las consignas del Nuevo Orden Mundial, que desea reconfigurar el mapa de la región. No debemos olvidar, en fin, que cuando Rusia, la única nación europea que combate el terrorismo yihadista, lanzó su campaña en Siria, Francia escenificó con mucho aspaviento su oposición.
Dicho lo cual, no podemos dejar de deplorar que el pueblo francés haya sido elegido como víctima del terrorismo que apoyan sus gobernantes traidores. Nos duele en el alma que la nación católica que en otro tiempo fue denominada «primogénita de la Iglesia» se haya convertido, tras dos siglos de destructiva exaltación de los deletéreos ideales revolucionarios, en el principal centro irradiador del veneno que está destruyendo Europa, que no es otro sino la renuncia a los principios que fundaron su civilización, la insensata exaltación del laicismo, la negación de las leyes naturales y divinas que nos ha convertido en una papilla de gentes amorfas, aferradas a sus placeres embrutecedores y a su esterilizante bienestar material.
Nos duele terriblemente pensar en las almas de esos 129 inocentes ametrallados por las alimañas yihadistas, que mientras fueron masacrados ni siquiera pudieron rezar una oración a Dios, porque ya no creen en Él, o porque ya no saben rezarle, pues las oraciones con que sus antepasados se encomendaban a Dios no se pueden enseñar en las escuelas ni rezar en público, por razones de «higiene pública» y «progreso social». Nos duele terriblemente ver a un pueblo otrora fuerte y aguerrido convertido en un pueblo apóstata al que sus gobernantes han dejado inerme y sin fibra moral. Pero en esto los franceses no se distinguen de los demás pueblos que integran el pudridero europeo, víctimas del terrorismo que apoyan sus gobernantes traidores. ¡Nos vemos en el matadero!

Las Firmas de ABC - ABC.es

París y el fracaso del G-20. La aquiescencia frente al mal

París y el fracaso del G-20. La aquiescencia frente al mal

París y el fracaso del G-20. La aquiescencia frente al mal
  • Si el PSOE de Pedro Sánchez llega al poder seguirá haciendo lo mismo que Rajoy y todo Occidente.
  • Es decir, seguirá pasándole la mano por el lomo a Arabia Saudí, Qatar y compañía, financiadores de los terroristas de París.
  • Si Occidente cree que puede luchar contra el fanatismo islámico con gentuza como Erdogan, va listo.
Actualmente “no existe ni el país de Dios ni el partido político de Dios”. A todos “los encuentros regidos por mezquinos intereses egoístas y aún más dominados por un oscuro poder superior que es el brazo ejecutor (NOM), a nivel mundial, de una política y una labor de aquiescencia frente al mal y promotora del pecado, donde se lucha a favor de eliminar la vida, eliminar vidas humanas y borrar del mapa del mundo la vida de gracia”. Son revelaciones sobrenaturales a una madrileña, de nombre Marga, de la que ya he hablado en distintos ocasiones. Me he acordado de esta revelación tras los atentados de París.
Tras ver muchas informaciones sobre la barbarie de París y contemplar a los líderes del mundo en la reunión del G-20, sacudiéndose la modorra del duelo oficial y forzado, he llegado a esa conclusión: estos líderes de estos países, no pueden luchar contra el terrorismo islámico. Ni tan siquiera lo entienden, porque esto, insisto, no sé si es una guerra pero, desde luego, es de religión.
Hablan de valores democráticos pero hay que insistir en que no existen los valores democráticos. Lo que existe son valores cristianos que han originado la democracia por mor de que la única ideología política directamente extraíble del cristianismo es la de la sacralidad de la persona, por su condición de hijos de Dios.
Por ejemplo, al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hombre de preclara inteligencia, se le preguntaba en la mañana del lunes si cortar las líneas de financiación de los terroristas islámicos consistía en romper relaciones diplomáticas con los financiadores del Estado Islámico, en clara referencia a Arabia SaudíQatar y otros ‘amigos’ de Occidente. Vamos, si él lo haría en cuanto llegara al poder.
Naturalmente, Sánchez no supo que responder -le ocurre a menudo- lo que significa que, si llega al poder hará lo mismo que el PP: seguir pasándole la mano por el lomo a los jeques árabes y prestarle a Marbella para sus bacanales.
Eso sí, al final, el pobrecillo Sánchez encontró la salida del callejón: darle un palo a Rajoy. No dijo si rompería con Arabia pero aseguró que Rajoy tiene la culpa por los “recortes” de competencias en materia de jurisdicción universal. ¡Menos mal!
Tampoco hay que abochornar a Pedrito. Ha hecho algo parecido al resto de líderes de mundiales del G-20.
Verbigracia: contemplen al ‘pasmao’ de Barack Obama hablando de una victoria segura mientras, a su vera, sonreía, beatífico, un fundamentalista islámico con corbata, llamado Recep Tayyip Erdogan, anfitrión de la Cumbre. Erdogan es un sujeto que, si pudiera, estaría matando cruzados como sus antecesores en Turquía, a aquellos a los que los españoles -los de antaño, no los de hogaño- detuvimos en Lepanto por el este y en la península ibérica por el oeste.
Es el mismo Erdogan hipócrita que ha empujado hacia Occidente a decenas de miles de sirios desesperados, sabiendo que entre ellos, además, se colaban fanáticos del Estado Islámico y de Al Qaeda. Erdogan es el mismo que pretende invadir Europa pero, eso sí, a lo grande: cuando los europeos le abran las puertas de la Unión Europea.
Es el mismo Erdogan que ha golpeado a los kurdos y a Bashar Al-Asad, es decir, golpea a los que luchan contra el Estado Islámico, que asesina gente en París. Pero Obama le protege y él tan contento.
Que no, que estos líderes descristianizados no pueden vencer al fanatismo islámico.
Eulogio López

La crisis de Siria bien contada en 10 minutos y 15 mapas:

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Mitos, errores y mentiras descaradas del feminismo radical.

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