miércoles, 30 de julio de 2014

Otro descarrilamiento de un banco público (la desamortización siglo XXI)


 

INMODIARIO

 

Otro descarrilamiento de un banco público

 

Que si Dios o el Caos no lo remedian la Banca Pública no resucitará en España, es algo que está cantado. Terminaba yo de escribir  mi anterior artículo en el que comentaba la iniciativa de un diputado comunista andaluz sobre la Banca Pública en Andalucía, cuando aparecieron noticias abundantes de la inminente “desamortización”  de otro de los restos de las numerosas Cajas Públicas que hace unos años funcionaban en toda España.

 

Finalmente, ese banco ha pasado de manos públicas (el FROP) a manos privadas, (al Banco BBVA), “… por 1.187 millones de euros, aunque el coste final de la operación será de 600 millones, según fuentes cercanas a la operación. Esta diferencia es fruto de descontar los créditos fiscales de los que se beneficiará BBVA y las nuevas garantías con las que contará para adjudicarse Catalunya Banc. En concreto, BBVA tendrá cubiertos los riesgos por posibles litigios de preferentes, swaps y cláusulas suelo y por una eventual ruptura del acuerdo de Bancaseguros con Mapfre.”

 

Ha habido pues -recuperando un cierto tipo de lenguaje rapaz inmobiliario antiguo, dos pases. El primero, de las diferentes cajas públicas al Gobierno (FROP), cuando este las rescató. Y el segundo pase, cuando saneada con fondos públicos ha pasado a manos privadas.

 

Si el primer pase resulta acongojante: ¿Por qué no se le dejó quebrar, dado que sí lo estaba? ¿No sobraban Cajas en España?... (con ello usted, yo y casi todos los españoles hubiésemos perdido poco), pero el segundo, lo es aún más. Se renuncia, una vez saneada esa entidad y por tanto en condiciones de generar  beneficios, a su constitución como banca pública, y se entrega, por el puñado de euros que se indica más arriba, a quienes lo harán florecer de nuevo. Y todo eso con la pérdida irrecuperable de unos 12.000 millones de euros, que usted, yo y casi todos los españoles, tendremos que pagar de una u otra forma.

 

Que se produjese su rescate y no su quiebra, que no se haya sabido reflotarla adecuadamente salvo por la vía de más y más capitales entregados para su salvación; que sea el rescate más ruinoso ocurrido hasta la fecha en España; que se haya entregado a particulares un negocio que generará beneficios importantes a corto plazo; que todo eso parezca no quitarle el sueño a los responsables de este desastre consecutivo de decisiones; que la ya anunciada reducción de costes de Catalunya Banc, vaya a mandar más gente al paro y oficinas al Banco malo;  todo eso, no es lo más importante.

 

Lo más agrio es la RENUNCIA  a constituir un contrapoder competitivo frente a la Banca Privada. Como se siga desmantelando -y parece que esa es la idea- los restos de Banca Pública que quedan, una vez saneada a costillas de los contribuyentes, solo van a quedar unos pocos bancos  en nuestro país.

 

Y lo más atroz de todo esto es  que el banco ya saneado, generará en pocos años -¿meses?, fuertes plusvalías -los beneficios bancarios no dejan de crecer- que irán, como Dios manda, a sus propietarios, que mira por dónde no seremos ni usted, ni yo, ni la mayoría de los españoles. Por si le cabe duda acerca de esto piense en el Banco de Galicia o en el Banco de Valencia -otros pases sorprendentes de lo público (habían sido intervenidos)  a lo privado- que fueron vendidos a 1 euro, y que sus compradores, los Bancos vencedores, los han hecho ya fructificar enormemente, apenas pasados algunos meses desde su peculiar compra.

 

Ya hace tiempo que sé en manos de quienes estamos (véase el Libro del Éxodo, 32)  pero cosas como la que acabo de contarle me dice, además, que con los plutócratas, los de a pie NO PODEMOS.

 

Caiga su sangre sobre nosotros (Juan Manuel de Prada)



JUAN MANUEL DE PRADA


Los «prescriptores» han defendido las tropelías de Israel, que no han servido sino para enviscar al mundo musulmán

EN estos días escucho muchos lloriqueos en ámbitos católicos por la persecución que sufren los cristianos en Oriente Próximo; en cambio, escucho menos deseos de reconocer, mediante un acto de contrición sincera, cuáles son las verdaderas causas de esa persecución. También me llama la atención que en determinados medios sedicentemente católicos, cada vez que hay que explicar lo que está sucediendo en Oriente Próximo, se recurra a la autoridad de «analistas de política internacional», «expertos en geoestrategia» y demás ganapanes neocones, liberales o progres (bueno, en medios sedicentemente católicos a estos últimos se recurre menos, porque con los neocones y los liberales tienen ya cubierta la ración de alfalfa intoxicadora) y no se dé voz a cristianos iraquíes, sirios o palestinos, que son los que están sufriendo en sus propias carnes la persecución, y conocen perfectamente sus causas. Y no se les da voz porque se sabe que lo que van a decir no cuadra con toda la alfalfa que se nos ha obligado a deglutir durante estos años; que se nos sigue obligando a deglutir hoy.

Lo acaba de decir Michel Sabbah, patriarca emérito de Jerusalén: «Lo que está ocurriendo en Gaza no es una guerra, sino una masacre»; y es que, en efecto, no hay guerra justa donde no hay proporcionalidad en la respuesta. Los cristianos palestinos saben perfectamente que las iglesias que han sido destruidas en Gaza no lo han sido por Hamás, sino por Israel. También los cristianos sirios saben quiénes han financiado y asesorado a la chusma que martiriza a sus hermanos. Y los cristianos iraquíes saben quiénes han sido los causantes de la feroz persecución y éxodo que padecen en estos días. Pero aquí nos basta con lloriquear por nuestros pobrecitos hermanos perseguidos, sin querer conocer las causas; o, todavía peor, impidiendo que nuestros hermanos perseguidos nos las expliquen, porque para eso ya tenemos nosotros a nuestros «especialista» tertulianeses, a sueldo de la embajada americana o israelí (o, todavía peor, gozquecillos que necesitan alinearse gratis con el Nuevo Orden Mundial, para aliviar el gravamen de su insignificancia), que nos lo explican a las mil maravillas, que nos lo llevan explicando a las mil maravillas años o décadas, apoyando la intervención de Estados Unidos en Irak, jaleando la primavera árabe, justificando la guerra en Siria y, por supuesto, aplaudiendo frenéticos con las orejas cada «intervención militar» israelí.

Durante muchos años –demasiados ya– los «prescriptores» de los católicos españoles en cuestiones sobre Oriente Próximo han sido una patulea que se pone cachonda con el sonsonete de la «extensión de la democracia» (así llaman a la expansión del Nuevo Orden Mundial, los muy bellacos), como el coronal Kilgore de Apocalypse Now se ponía cachondo con el olor del napalm por la mañana. Estos «prescriptores» han jaleado el derrocamiento de todos los dictadores que toleraban o incluso protegían a los cristianos en Oriente Próximo (Sadam Husein, Mubarak, Gadafi, Al Asad…) e impedían su persecución cruenta; estos «prescriptores» han presentado como «luchadores por la libertad» a la chusma islamista que, patrocinada y armada por el Nuevo Orden Mundial, tortura, martiriza o condena al éxodo a los cristianos de Oriente Próximo; estos «prescriptores», en fin, han defendido hasta lo indefendible las tropelías más infames de Israel, que no han servido sino para enviscar al mundo musulmán.

Esta patulea, queridos católicos españoles, han sido (¡y siguen siendo!) nuestros prescriptores, nuestros líderes y lideresas ideológicos. Ahora lloramos por la persecución de los cristianos en Oriente Próximo. Caiga su sangre sobre nosotros.