domingo, 27 de abril de 2014

Aunque no valgan pa nada (Juan Manuel de Prada)

Aunque no valgan pa nada

JUAN MANUEL DE PRADA
 
ABC.es
Estos trabajadores no son reyes, sino víctimas del mambo
 
SI las bestialidades que Mónica de Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, ha evacuado de los trabajadores las hubiese proferido de las mujeres o los homosexuales, a estas horas ya habría sido despojada de su cargo y denunciada ante los tribunales (donde se demuestra que ciertas ideologías progresistas son un subterfugio para distraer la atención de la injusticia social). La señora Oriol nos ha dicho que a los trabajadores «hay que hacerlos más baratos para que sean más atractivos»; y se ha quejado de la existencia de «un salario mínimo que te obliga a pagarles aunque no valgan pa nada» (no haremos bromas sobre una dicción tan desenvuelta). Añadiendo colorido a su discurso, la señora Oriol ha reclamado una «segunda reforma» que haga del mercado laboral unas suculentas «rebajas». Y, para justificar la supresión del salario mínimo, se ha agarrado al muy socorrido recurso del trabajador que ha abandonado los estudios a edad temprana, sin obtener ninguna titulación. Naturalmente, la señora Oriol quiere libertad para pagar misérrimamente a cualquier hijo de vecino, pero utiliza a estos trabajadores sin titulación como chivo expiatorio, para captar la benevolencia de los tontos útiles que se creen parte de la Generación Mejor Preparada de la Historia. Y, en fin, la señora Oriol se ha permitido caricaturizar a estos trabajadores sin titulación, pintándolos como los «reyes del mambo» de las noches de los viernes y de los sábados.
 
Pero estos trabajadores no son reyes, sino víctimas del mambo. Y el mambo que les han dado a estos jóvenes consiste en convertirlos en una masa amorfa –¡ciudadanía!– sin propiedad, sin hogar, sin trabajo constante ni oficio fijo. Jóvenes desvinculados, desarraigados, sin amores fuertes ni lealtades firmes, sin fe ni moral, sin protección alguna de aquellas organizaciones familiares y corporativas que antaño tutelaban su acceso al trabajo y garantizaban su aprendizaje, jóvenes arrojados –como un vómito, como una deyección– a trabajos eventuales que nunca han aprendido y nunca podrán amar, porque sólo se ama aquello que se conoce. Pero así los quiere el «Estado servil»: convertidos en mercancía que presta su fuerza bruta hasta agotarse, a cambio de un sueldo que los haga sentirse «reyes del mambo» las noches de los viernes y los sábados, para después arrojarlos al cubo de la basura, una vez calcinada su juventud (o cuando ya «no valgan pa nada», que diría la señora Oriol). 
 
A la señora Oriol le importan la producción y el beneficio. Y a producir y ganar mucho debe sacrificarse todo, empezando –¡por supuesto!– por los salarios, que ya no deben aspirar a cubrir el sustento del trabajador y de su familia, sino a satisfacer las apetencias del contratador, como las bragas de baratillo –¡tres por una!– satisfacen las apetencias de las señoras que se las disputan en el cajón de los saldos. Esta economía sin moralidad fue la que constituyó la clase proletaria; y sólo trajo –amén de dinero sangriento para unos pocos– odio y revancha al mundo. Ahora que al trabajador ya ni siquiera se le permite que tenga prole (¡pero a cambio puede ser el «rey del mambo» las noches de los viernes y los sábados, oiga!), la señora Oriol quiere abaratarlo «para que sea más atractivo»; pero así sólo se logra que el trabajador odie más, y que tenga más ansias de revancha, como ya estamos viendo. La señora Oriol, sin embargo, no alcanza a verlo, con la miopía característica del codicioso; o tal vez la pille demasiado lejos, de tal modo que cuando la catarata de odio y revancha por fin se desate –como un vómito, como una deyección– seamos otros quienes la suframos, sin comerlo ni beberlo. Con razón nos advertía Chesterton que el capitalismo es «una conspiración de cobardes».

lunes, 21 de abril de 2014

Sacrilegios ante el altar del nacionalismo


                                          
Sacrilegios ante el altar del nacionalismo
 

La insistencia en las bondades del nacionalismo no acaba de ser convincente, quizá convenga aclarar alguna de las opiniones anteriores:

 

1º. Es  notable y esperanzador  que hoy día alguien haya transitado por los escritores dedicados a temas tradicionales; eso no obsta para que a pesar de tales lecturas se siga confundiendo tradición y tradicional con tradicionalismo. El tradicionalismo está efectivamente fascinado por el cualquier tiempo pasado fue mejor, no hay más que ver los restos hoy existentes del carlismo, y su obsesión por un legitimismo monárquico desaparecido hace décadas, si no siglos. El tradicionalismo es una de las muchas degeneraciones de la tradición, esta última muy por el contrario carece de dependencia temporal. El transcurso del tiempo agota fatalmente posibilidades de realización en las condiciones espacio-temporales en que vivimos, eso es todo; quizá esto choque al pensamiento moderno que ve en el tiempo un reservorio de posibilidades infinitas a desplegar; ignorando la limitación básica que es en si el tiempo. El progreso y el regreso nada tienen que ver con la metafísica. Las calificaciones de progreso al revés y otras, solo derivan de actitudes emocionales optimistas con el tiempo, que no encajan en la concepción del tiempo de ninguna verdadera tradición.

 

2ª.  Poder y violencia siempre fueron juntos – inevitable-, pero no me refería a eso; lo que quería remarcar es que jamás ha existido una violencia comparable ni de lejos a la aplicada desde la aparición del Estado moderno. Es fácil informarse acerca de ese extremo. Ya las guerras napoleónicas, con sus leva general del pueblo, convirtió las guerras por la liberación revolucionaria en atroces carnicerías, que hizo de las guerras del siglo XVIII  unas guerras de minuetto por comparación. Correremos un tupido velo sobre las guerras mundiales de naciones modernas y sus secuelas (acaso inevitables etapas del progreso, asegurará alguno). Nada por tanto que ver con el moderno pacifismo.

 

  No se muy bien que quiere decir eso de la diversidad como añagaza para ocultar diferencias sociales: supongo que hay que suponer  para entenderla la moderna reducción de lo social a lo económico - única dimensión que hoy se entiende -, y a continuación seguir suponiendo que la mala conciencia de los potentados económicos oculta hipócritamente sus prebendas con la apelación a las diferencias. Parece la interpretación pedestre propia del progresismo más burdo y menesterosos que clama por la justicia homogenea (nada más injusto que la igualdad homogénea).

 

4ª El estado moderno en cuanto gestor del capitalismo - en cualquiera de sus variantes liberal o estatal-, no ha tenido como meta aminorar las desigualdades sociales más que en la medida que eso constituía un peligro para su propia supervivencia. Jamás fueron mayores las desigualdades económicas entre las personas que las hoy existentes en el estado moderno e idealmente homogéneo, cualquier examen de la distribución de la renta confirma este extremo. Las diferencias económicas de entre un señor feudal y su último siervo eran sencillamente ridículas comparadas entre las de B. Gates  y  un informático de a pie.

 

5ª ¿ Igualdad soviética?. Si algún estado fue escandalosamente desigual fue precisamente el estado llamado soviético, donde las diferencias entre el ciudadano, el miembro del partido y no digamos la nomenclatura, eran dignas de las más feroces satrapías orientales. 

 

  Las diferencias sociales producen al parecer conflictos e inestabilidades; habría que añadir que conflictos e inestabilidades para el estado moderno. Hasta los tiempos modernos no se habían criminalizado las diferencias, y  maldita la falta que tenía el personal  de homogenizaciones.  Tradicionalmente distinguía la escolástica entre autoritas y potestas, que en una de sus acepciones se puede traducir por autoridad espiritual y poder temporal; la una interna y la otra externa. La nación moderna por principio carece de autoritas,  autoridad espiritual, lo interno; por tanto no le queda más que la potestas, el poder temporal, lo externo sin ningún fundamento espiritual, sin ningún anclaje interno, por eso todo son enemigos potenciales a vigilar, todo se puede convertir en un huracán destructor; nada extraño por tanto la espiral inflacionista de poder; la paranoia es el fundamento del estado moderno; solución: camisa de fuerza homologada.

Pertenecias múltiples, diversas e irreductibles, no pertenecias nacionales


Pertenencias múltiples, diversas e irreductibles, no pertenencias nacionales

                                                                                                              

 

Conviene aclara algunos extremos.

 

  De una manera rigurosa – que no tengo la menor intención de pormenorizar aquí- tradición no significa pasado, ni siquiera origen sino más bien intemporal y eterno; soy consciente de que esto no es un lenguaje fácilmente accesible en la actualidad. Es decir el que verdaderamente se adhiere a la tradición no sigue a los antiguos sino que busca lo que los antiguos buscaban. Una cosa es aprender del medievo y otra cosa es su imposible resurrección.

 

  La moderna uniformización del estado moderno ha sido la antesala de la uniformización robótica  mundialista, con toda la enorme pérdida de diversidades de todo tipo, difícilmente recuperables. La gestación de la nación moderna y el correspondiente nacionalismo moderno ha producido y sigue produciendo una cantidad tal, de sangre, atropellos, muertes y crímenes millonarios, violencias inauditas y guerras feroces como ninguno de los episodios que se recuerdan desde la aparición del ser un humano sobre el globo terrestre; por lo tanto no veo con alborozo la perpetuación de semejante orden político bajo el adjetivo vagamente honorificiente de que se trata nada menos que de la modernidad, y que por tanto ser nacionalista es algo así como un título de orgullo. Nación y confrontación, nación y guerra, nación y empobrecimiento vital de todo tipo son términos inseparables. Parece que la consigna es: desaparezcamos en nuestras irrepetibles singularidades para sobrevivir (obviamente no como posibles castellanos de ahora sino como vagabundos de un chato mundialismo).

 

  La igualdad formal externa que propugnaba el viejo lema de la revolución francesa, carece del menor sentido si no es precisamente para estimular al máximo la inimitable singularidad interna. Otra cosa es que se pretenda una sociedad cuartelaria (presente en nuestra memoria el comunismo soviético), o el corral de borregos.

 

4º El nacionalismo moderno constriñe y condiciona las pertenencias múltiples, diversas e irreductibles del ciudadano. Los zarpullidos agudos de nacionalismo periférico  en la península ibérica son muy instructivos en ese sentido. El hombre tiene pertenencias múltiples que no es lícito castrar con nacionalismos de vario pelaje. Un hombre es parte de una familia, miembro de concejos varios: locales, vecinales, municipales, regionales, nacionales, continentales; partícipe de asociaciones  profesionales, culturales, miembro de una organización de dimensión espiritual (cada vez menos), perteneciente a una región (Castilla), luego a un reino (en otras épocas eso era España) o nación, a una organización continental que es  el origen del despliegue de una civilización (eso fue antaño Europa, pero mientras no se bombee y achique el nacionalismo es difícil que se recupere esa función). Todo eso por no hablar de la patria que supone un amor, una obra maestra, o un momento de rapto nouménico. La base del error político moderno es intentar castrar las posibilidades humanas con el nacionalismo.

¿Patriotismo español? (Emilio Lamo de Espinosa)

 

¿Patriotismo español? 

Emilio Lamo de Espinosa. 

EL País

Jueves, 22 de noviembre de 2001

 

 

El nacionalismo español nunca parece haber sido fuerte. No lo fue a lo largo del siglo XIX por la debilidad del Estado liberal, aunque debemos recordar que, incluso en Francia, el más fuerte y centralizado de los Estados europeos, y a finales de ese mismo siglo, los campesinos aún se sentían bretones o saboyanos más que franceses. De hecho, fueron las dos grandes guerras mundiales las que azuzarían el nacionalismo en Francia o Inglaterra. España, por supuesto, no participó en ellas pero sí en varias guerras civiles durante el XIX más la espantosa matanza del 36-39, ciertamente no el mejor ambiente para el florecimiento del patriotismo, de modo que la cultura española se ha regodeado más en la excepcionalidad de nuestra decadencia que en la de nuestra eventual grandeza. Y por si fuera poco, y de modo similar a lo que ocurrió en Alemania e Italia, el franquismo abusó de los escasos símbolos de unidad dejándolos casi inservibles. El resultado, que puede sorprender a muchos, es que los españoles somos uno de los pueblos menos nacionalistas.

 

No es una opinión a la ligera y me baso para ello en el Informe Mundial sobre la Cultura editado por la Unesco (en inglés en 2000), y concretamente en el capítulo 14, escrito por Jos W. Becker con datos de una encuesta internacional realizada en 24 países de todo el mundo. Para comenzar, los españoles somos muy localistas y, comparados con otros países, nos identificamos bastante más con la provincia y la ciudad de residencia y mucho menos con el propio país. Además, el orgullo de ser español sigue siendo muy bajo. De los 24 países estudiados, y junto con los Países Bajos, somos los que estamos menos de acuerdo con la frase quiero ser ciudadano de mi país. La media es del 47% pero en España baja a nada menos que el 25%. Para comparar, en un país fuertemente nacionalista como es Japón, sube al 72%. Otro tanto ocurre con la idea de que mi país es el mejor; la media es del 18%, pero en España es del 6% y en Japón del 52%. Son datos reveladores de muy escaso orgullo nacional.

 

 

Sin duda por ello exigimos bastante poco de quien desee ser ciudadano español. Respecto a los criterios necesarios para ser un verdadero ciudadano somos los menos exigentes en el requisito de hablar una lengua, sin duda el indicador más fuerte de nacionalismo identitario; sólo un 32% de los españoles lo exige cuando la media es del 59%. Pero incluso en el requisito de haber nacido en el país o en el de ser residente por largo tiempo estamos en los últimos lugares.

 

Así, y para terminar, no es de extrañar que cuando el informe de la Unesco elabora un ranking de los 24 países por su nivel de nacionalismo, España ocupa el lugar 23, el penúltimo, seguido por los Países Bajos y precedido por Italia. Hay quien dice que, patriotismo, ni siquiera el constitucional. Pues bien, eso es lo que parecen opinar ya los españoles, mucho antes de que tratemos de convencerles.

 

De modo que la propuesta del PSOE, aceptada al menos inicialmente por el PP, de hacer del patriotismo constitucional la base de un nuevo nacionalismo español postnacionalista encuentra terreno abonado. No debe sorprender por ello que sean los nacionalismos vasco o catalán quienes se oponen a esta formulación. Ambos siguen anclados en concepciones decimonónicas de la nación basadas en la lengua, ambos tratan de enfervorizar a sus ciudadanos con símbolos y ritos, ambos entienden sus patriotismos de modo sustancial y excluyente y necesitan por ello un enemigo al que poder zaherir con el argumento de que “ tú sí que eres nacionalista “. Nada puede desorientarles más que encontrarse con que los españoles apostamos por una ciudadanía cosmopolita y abierta frente a la cual carecen de argumentos. Por eso, porque comparto ese patriotismo constitucional, me irrita y disgusta tanto como a ellos el menosprecio de que han sido objeto en la composición del Tribunal Constitucional y las impertinentes declaraciones de su presidente, o el más reciente de la Warner al negarles autorización para el doblaje de una película al catalán. Por una vez tiene razón Pujol, aunque sea con argumentos contrarios a los suyos.

 

Pérez Reverte sobre los bandarras de ahora



 

Que un Presidente de una Comunidad Autónoma sea un delincuente y no acate la Constitución ni legislación vigente alguna, poniendo en peligro el Estado, no es problema que obligue al Gobierno de la Nación a tomar medidas. Que unos sindicatos y políticos roben el dinero de los parados, sean imputados por ello y la tomen con la magistrada encargada del caso, tampoco es punto de grave preocupación. Que una Infanta de España sea imputada por posible robo o malversación de fondos públicos, tampoco es algo que desestabilice la Monarquía. Que la política tenga prostituido al poder judicial, rompiendo con las leyes fundamentales de toda democracia, tampoco es objeto de tomar medida alguna al respecto. Que miles de personas se manifiesten en el País Vasco a favor e los terroristas, y de la independencia de este trozo de España, tampoco mueve al Gobierno a tomar medida alguna. Que se quemen banderas de España y retratos del jefe del estado, no mueve al Gobierno a tomar medida alguna. Que de los más de 900 asesinatos de ETA, más de trescientos sigan sin investigarse ni esclarecerse, sin que el Gobierno de la Nación ni nadie inste a las autoridades judiciales a proceder, tampoco es motivo para que el Gobierno actúe. Y así un larguísimo etcétera.

 

   Pero que un Teniente Coronel de la Guardia Civil tome una paella en su cuartel con su padre, un octogenario ex Coronel del mismo Cuerpo, convicto y confeso por un delito cometido hace más de 30 años y por el que cumplió más de 20 en prisión, eso sí, esa paella desestabiliza al país, hace cundir el pánico entre los "demócratas de toda la vida", profundiza la crisis económica en la que nos han metido unos y no nos quieren/saben sacar otros, y entonces, solo entonces, se toman medidas fulminantes: se cesa al Teniente Coronel de la Guardia Civil.

 

   Ya no hay peligro. Ya pasó todo. El Gobierno ha cumplido con su deber. En España no pasa ya nada grave.

martes, 15 de abril de 2014

EN CLAVE NACIONAL (Juan Manuel de Prada)



JUAN MANUEL DE PRADA

ABC.es


Al español cabal, Europa siempre le ha provocado sarpullidos; pues intuye que es una construcción urdida para joderle

Ahora que no tenemos a un Julio Camba que rescate en la vejez sus artículos de juventud, para pasarlos de nuevo por la sartén de la prensa; ahora que no tenemos a un Valle-Inclán que intercale en sus novelas los cuentos que previamente había publicado en las revistas de la época; ahora que ni siquiera tenemos a un Emilio Carrere que complete sus manuscritos repescando capítulos de obras suyas anteriores… la llama del refrito la mantienen viva los tertulianeses, esos plusmarquistas del lugarcomunismo, que convierten la vida del teleadicto en un incesante día de la marmota, refritado de ideas mazorrales, lobotomizantes y archisabidas. A la vista de los candidatos que las facciones políticas de mayor ringorrango presentan a las elecciones europeas, el refrito tertulianés del momento, más repetido que el retuiteo de un comedor de fabada, consiste en decir: «Es que son unas elecciones en clave nacional».

El refrito tertulianés esconde, sin embargo, una verdad como un templo; aunque no, por supuesto, en el sentido mostrenco que los tertulianeses dan a la frase. Y es que, en efecto, en España el único modo de confundir y engañar a la gente para que vote en unas elecciones europeas consiste en urdir un trampantojo que la haga creer que se halla ante unas elecciones nacionales. Al español cabal, Europa siempre le ha provocado sarpullidos; pues, aunque no sepa verbalizarlo, intuye que es una construcción artificiosa urdida para joderle. Y así lo es, en efecto, en términos históricos: pues Europa se fundó para combatir a España (y a lo que España defendía) mediante una sucesión de rupturas que Elías de Tejada enumera muy sintéticamente: la ruptura religiosa de Lutero; la ruptura ética de Maquiavelo; la ruptura política de Bodino; la ruptura jurídica de Hobbes; y, por último, la ruptura definitiva que convierte en realidad palpable la desintegración provocada por las anteriores, mediante la Paz de Westfalia. Y todas estas rupturas encontrarían luego una desembocadura común y orgiástica en la Revolución Francesa. Esta Europa nacida para combatir, domeñar y destruir a España repele al español con conocimientos de Historia; y al español que no los tiene, le basta con meditar que, participando en las elecciones europeas, otorga poderes a una patulea de burócratas con cara de col de Bruselas para que elaboren un pandemónium de leyes y ordenanzas que permitan las intromisiones más abusivas en su vida y en su hacienda, así como en la vida y en la hacienda del Estado español, convertido ya en un títere (según explícitamente se reconoció en la reforma por la vía rápida del artículo 153 de lo que, desde entonces, podría llamarse nuestro Papel Mojado Constitucional).

Nos enseñaba Valéry que «la política es el arte de consultar a las gentes acerca de lo que nada entienden y de impedirles que se ocupen de aquello que les concierne». Definición que halla su prueba irrefutable en las elecciones europeas, donde este embeleco de expropiación política alcanza su máxima expresión; y es, en efecto, tan descarnada y voraz esta expropiación, tan lesivo para la soberanía española y tan adverso a lo que España es (o más bien ha sido) lo que se cuece en unas elecciones europeas, que las facciones políticas de mayor ringorrango necesitan disfrazar el despojo «en clave nacional». Así consiguen que la gente vote pensando ilusamente que, mientras otorga poderes para la confiscación de sus almas a los burócratas bruselenses, está haciendo profesión de fe conservadora o progresista. Y así se cumple aquello que afirmaba Nicolás Gómez Dávila: «El sufragio universal no pretende que los intereses de la mayoría triunfen, sino que la mayoría lo crea».

 

domingo, 13 de abril de 2014

¿Necesitamos los partidos políticos?

Mencionaba Alexis de Tocqueville la prohibición de la representación en los municipios de Nueva Inglaterra, como secuestro de la participación vecinal directa. De hecho hasta el propio George Washington tenía prevenciones acerca de los partidos políticos como maquinarias de poder sin límites.

La Confederación Helvética hace descansar su democracia en último término en los ciudadanos, a través de los mecanismos de iniciativa popular y del referéndum, de manera que la primera y la última palabra la tienen los ciudadanos y no los partidos. Algo similar se podría decir de las comunas y los cantones donde el vecino es el primer y último pilar de la democracia municipal.

Muy diferente de todo esto, por nuestros pagos aumenta cada vez más la partitocracia, tendiéndose de manera notoria hacia un bipartidismo o mejor dicho bimacropartidismo, que además se trata de colar desvergonzadamente como sumún de la democracia. Hasta muchos denominados castellanistas, poco conocedores del viejo régimen comunero castellano, que algunos confunden con régimen comunista, tienen pretensiones partidistas: un gran partido, una gran extensión, un gran poder; naturalmente que hasta la fecha no son sino pretensiones ilusorias y larvadas de esas metas temibles, pero que los identifica si no cuantitativamente si cualitativamente con cualquiera de los grandes partidos en candelero. Es decir más de lo mismo.

Anexamos un artículo de Paul Johnson , en el que discurre acerca de estos temas en el ámbito anglosajón pero fácilmente extrapolable a otros ámbitos  



¿NECESITAMOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS?, ¿Llevaba razón Washington?

 Paul Jonson Libertad Digital, suplemento Ideas.


¿Necesitamos los partidos políticos? Rara vez se plantea esta cuestión. Quizá debiéramos formularla de otra manera: ¿hasta qué punto necesitamos a los partidos políticos? Porque, ciertamente, el costo moral de tenerlos es elevado, y sigue creciendo. Gestionar y promover partidos políticos sale muy caro en el siglo XXI. Recaudar los fondos necesarios apelando al idealismo de los fieles ya no es posible, si es que alguna vez lo fue. Entran, pues, en liza motivaciones más primarias, lo que significa corrupción de una u una forma. Y la experiencia parece sugerir que, en casi todas las democracias occidentales, la recaudación de fondos es, a día de hoy, y con diferencia, el mayor foco de corrupción.  La venta de títulos nobiliarios a cambio de cuantiosas donaciones a las arcas del partido viene siendo un escándalo en Gran Bretaña desde hace tiempo. No se trata simplemente de la venta de unas "condecoraciones" que permiten al receptor –tras desembolsar, pongamos, un millón de libras en efectivo – llamarse (y ser llamado) Lord; se trata también de la venta de un escaño en el Parlamento, puesto que los poseedores de títulos nobiliarios vitalicios tienen derecho a ocupar una banca en la Cámara de los Lores, el equivalente británico del Senado norteamericano. Así pues, ello les concede el ingreso a lo que se ha denominado "el mejor club de la Tierra", que encima les concede un estipendio. Más gasto. También les permite –y este punto es crucial – discutir, enmendar y votar las leyes que pasan por el Parlamento.  Cierto, los poderes de la Cámara de los Lores son inferiores a los de la Cámara de los Comunes. No puede echar abajo los proyectos de ley, pero puede retrasarlos y alterarlos. Nadie sabe con exactitud cuántas personas han comprado sus escaños en la Cámara de los Lores. Podrían ser más de 100 (de un total de 725), y esa cifra puede crecer. Hasta hace poco los títulos nobiliarios se entregaban exclusivamente a quienes pagaban a tocateja; ahora se ha descubierto que a los ricos se les ha concedido o prometido títulos a cambio de préstamos en condiciones favorables. La fuente de esta nueva forma de corrupción es el nuevo Partido Laborista, que anda buscando un sustituto de los sindicatos como principal fuente de ingresos. No obstante, los conservadores y los liberaldemócratas también han intentando recaudar dinero prometiendo favores. En cuanto un partido es lo suficientemente grande, puede abrirse camino en los derroteros del enjuague. Vender títulos nobiliarios es una estratagema característica de los británicos, pero el fenómeno de la corrupción está presente en toda Europa, especialmente en Alemania, Italia, Francia y España. En estos cuatro países, prácticamente todos los escándalos financieros importantes de los últimos veinte años con políticos de por medio tienen su origen en la recaudación de fondos para los partidos. Algunas de las más altas figuras políticas han sido acusadas de cometer abusos en la recaudación de fondos, entre ellos el presidente francés, Jacques Chirac, cuando era alcalde de París, y Helmut Kohl, cuando era canciller de Alemania. La defensa suele ser la misma: "Pero lo hice por el partido". Pero sigue siendo corrupción. Y coger dinero para el partido acaba por dar paso al hábito de coger dinero para los individuos. El más reciente escándalo relacionado con los títulos nobiliarios ha dejado impertérritos a los políticos británicos más curtidos. "El dinero tiene que recaudarse de alguna manera", dicen. "Si no se nos permite vender títulos, los partidos tendrán que ser financiados por el contribuyente". ¿Soy el único en encontrar ultrajante esta sugerencia? Significaría, de hecho, que la gente estaría obligada a conceder subsidios a un monopolio político ejercido a perpetuidad por políticos profesionales.  Este asunto, en qué medida la recaudación de fondos para las campañas –tanto del partido como personales – conduce a la corrupción, es objeto de controversia en EEUU. Ciertamente, se conceden cargos a los donantes importantes, incluso destinos diplomáticos fundamentales. A menudo he pensado que esto representa una enorme desventaja para los esfuerzos diplomáticos norteamericanos a la hora de exponer sus políticas al mundo, algo que, hoy más que nunca, es de crucial importancia.  George Washington abordó el problema de los partidos políticos hace 200 años, en su Discurso de Despedida. Reconocía, a regañadientes, que es "probablemente cierto" que, "dentro de ciertos límites", "en los países libres los partidos políticos son controles útiles de la administración del Gobierno y sirven para mantener vivo el espíritu de la libertad". Pero añadía que el espíritu partidario no había de ser "alentado". "Siempre habrá suficiente para todo propósito necesario", agregaba. Y, dado el "peligro constante de que lo hubiera en exceso, el esfuerzo por mitigarlo y aplacarlo ha de correr, forzosamente, por cuenta de la opinión pública".  Asimismo, comparaba la competición partidaria con un incendio: "El fuego precisa de vigilancia constante, no sea que, en lugar de calentar, consuma". Los occidentales deberíamos reflexionar acerca de cómo pasar sin partidos políticos todopoderosos y altamente organizados, o al menos sobre cómo reducir su influencia. ¿Por qué no promover que se presenten a las elecciones individuos más independientes? ¿Qué papel deben desempeñar los independientes en los parlamentos y congresos del siglo XXI?  Durante los dos últimos siglos, los partidos políticos han dominado cada vez más nuestras legislaturas, constituido nuestros gobiernos y dado forma a nuestras sociedades. Pero si son instituciones tan exitosas e indispensables, ¿por qué son tan corruptas? ¿Es inteligente intentar exportar esta tradición partidista a las democracias que intentamos levantar en países como Irak y Afganistán? Después de todo, en Israel, que es una democracia genuina, el extremadamente fragmentario sistema de partidos es un obstáculo para un gobierno bueno y estable. Este tipo de cuestiones ha de plantearse y debatirse en los medios, los think tanks y los departamentos universitarios de Ciencias Políticas. No debemos mantenernos por toda la eternidad en la línea derrotista en que estamos atascados con el viejo sistema de partidos.

jueves, 10 de abril de 2014

Libro bomba sobre Aznar, Rato, Gallardón, Bankia etc. (Caja Ávila)

 Llibre bomba sobre Aznar, Rato, Gallardón, Bankia, etc. / Què cal fer per reduir l'atur
Este correo viene firmado por un catedrático, al final. Ten paciencia y lee hasta el final. No tiene desperdicio.
Por mi parte, sugiero que pidamos:
¡¡¡¡QUE DEVUELVAN EL DINERO!!!! 
HAGAMOS QUE SE SEPA. ¡YA ESTÁ BIEN!
Si van a la cárcel, lo pagamos todos y ellos siguen tan ricamente. (De nuevo)
E.
 
Aznar ordenó a Rato colocar a Blesa, que nunca había sido banquero
El “libro-bomba” del juez Elpidio Silva saldrá a la venta esta semana pero “Espía en el Congreso” anticipa su contenido: entre las numerosas novedades que aflora la cuidada y precisa prosa del magistrado se registra una sorpresa: Aznar ordenó a Rato que colocase a Blesa en Caja Madrid, éste se lo exigió a su vez a Gallardón y todos ellos compraron la voluntad de CC.OO  y de una parte de Izquierda Unida (IU) de Madrid (la que detenta ahora el poder frente a sus bases) para que votara su nombramiento. Y lo consiguieron. La persecución que ha sufrido como juez por encarcelar unas horas al banquero Blesa tiene además un origen: la mafia cubana de Mas Canosa que se arracimó en torno al Banco de Miami. Los lazos con Aznar, la conexión con el “caso Gurtel”, la empresa “Caja Madrid Cibeles” que por nada del mundo debía salir a la luz y aún menos investigarse judicialmente… Y más al fondo, siete cúpulas de siete cajas de ahorro saqueadas que se agruparon en Bankia tratan de impedir que se conozcan sus tropelías, mientras ahora se ha sabido que el FROB investiga 90 operaciones fraudulentas de sus ex-banqueros.
Gallardón y Rato compraron a CC.OO e IU por orden de Aznar
“La justicia desahuciada” (Grupo Planeta) del juez Elpidio Silva relata el siguiente episodio: el ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, “acusaba a los políticos de «meter la mano donde no tenían que meterla». Declaraba que «la Ley de Cajas, que se hizo en la etapa de Felipe González, decía que los políticos tenían obligación de vigilar, no de decidir». Sin embargo, añadía: «Se metieron todos en los consejos de administración y nombraron presidentes ejecutivos que lo más gordo que habían visto era un billete de 500 pesetas, y así estamos». Refiriéndose en concreto a Caja Madrid, comentaba que «metieron a Blesa, ya que no sabía nada y sólo tenía experiencia de inspector de Hacienda, porque era amigo de José María Aznar, que llegó con autoritarismo. Y le dijo a Rodrigo Rato (entonces ministro de Economía) –y me lo conozco bien porque acababa de salir de la Comunidad–: “Pónmelo de presidente”. Según su versión, Rato le dijo a Aznar: «No depende de nosotros, sino de la Comunidad y del Ayuntamiento de la capital», pero el presidente del Gobierno de España en ese momento le contestó: «Tú te encargas, yo lo quiero ver ahí».
Rato cumplió el encargo de Aznar: colocar a Blesa
Leguina explicó que Rato acudió a Alberto Ruiz-Gallardón, entonces presidente de la Comunidad de Madrid, “y tras darse cuenta de que las cuentas no salían y de que no tenían votos suficientes” para que Blesa fuera designado presidente de Caja Madrid, PP y CC.OO «firmaron un documento ilegal» que posibilitó el apoyo de este sindicato y de IU a este nombramiento. «Imponen ilegalmente a Blesa, que ha dado créditos de miles de millones de euros a empresas constructoras que no tenían recalificado el suelo para construir», decía Leguina, quien señalaba que el nuevo presidente de Caja Madrid «lo primero que hizo fue multiplicar por 18 su sueldo y el de los que trajo con él». A su juicio, los miembros de los distintos consejos de administración de Caja Madrid también «son responsables» de lo sucedido, «pero no en la misma medida» que los directivos ejecutivos”.
Toxo y Martínez: una oscura historia en CC.OO que no quieren limpiar
En ese “intercambio de favores”, Silva señala a “uno de sus principales dirigentes, el secretario general de la federación de banca de CCOO, José María Martínez”, que “incluso se permitió criticar el encarcelamiento de Blesa, una decisión que calificó como «drástica». Y este líder sindical hasta llegó a cuestionar que el sobreprecio abonado para la compra del Banco de Miami fuese indicio de criminalidad. Viniendo de un sindicalista del sector financiero, la afirmación es sobrecogedora. No sólo por su condición sindical, sino porque algún conocimiento de gestión bancaria cabría atribuirle. En todo caso, algo de cautela toca guardar si nada se sabe de compra y venta de bancos. La prueba del desacierto llegó al día siguiente: el secretariado general del sindicato desautorizó a Martínez por cargar contra el juez que decretó la prisión de Blesa. ¿La rectificación de CCOO basta para que no sigamos desconcertados? En realidad, no se comprende a qué criterios responde la actitud de un sindicalista como José María Martínez, su sorpresa inmediata tras ciertos encarcelamientos, su tibieza para con los sobreprecios de los bancos y, en suma, su apoyo al expresidente de Caja Madrid”.
Gallardón niega tener buena relación con Blesa, pero mueve a los fiscales contra el juez Elpidio Silva
Elpidio Silva apunta al papel clave jugado por Alberto Ruiz Gallardón: “al fiscal General del Estado lo nombra el Gobierno, y depende orgánicamente del ministro de Justicia. «Todos sabemos la amistad que unía y une a Gallardón con Blesa. Lo digo con total conocimiento de causa», declaró el secretario general de “Manos Limpias”, Miguel Bernad, en una entrevista con Gestiona Radio. «Si al ministro mis declaraciones le parecen calumniosas o injuriosas, que se querelle contra mí, porque todos sabemos lo que ha hecho con la Infanta», apostilló. Y añade: “Lo notorio es que “Manos Limpias” interviene -a veces en solitario- en las principales acciones penales de nuestro país, al contrario de lo que hacen sindicatos como UGT o CCOO”.
José María Mtnez (CC.OO) se vendió a Blesa
Por eso recuerda que “el sindicato “Manos Limpias” y la “Asociación en Defensa de la Democracia” se han visto obligados a querellarse contra varios fiscales. Yo mismo no he tenido más remedio que hacerlo. “Manos Limpias” les ha imputado un delito continuado contra la integridad moral. Según el sindicato, algunos fiscales me han venido degradando junto con varios cargos del CGPJ. Finalmente, Izquierda Unida me ha respaldado políticamente, y en septiembre de 2013 apoyó las acciones penales que se formulen denunciando el acoso que vengo padeciendo”.
Y es entonces cuando se destapa un asunto poco conocido: “La filial en Miami de Bancaja, posteriormente integrada en Bankia, centró pesquisas judiciales sobre la red de corrupción Gürtel, que se investiga en la Audiencia Nacional. El ex-juez Baltasar Garzón -que inició este caso- imputó al director de la sucursal de Bancaja en Miami, Guillermo Martínez Lluch, por su presunta relación con operaciones del líder de la trama, Francisco Correa, en los Estados Unidos”.
Guillermo Martínez Lluch
“¿Qué tipo de atracción seduce a determinadas personas, entidades financieras y personajes políticos de nuestro país para que converjan en Miami? Luz para algunos, fuego para otros. En esta ciudad, un periodista canadiense, Jean-Guy Allard, ha situado al lobby anticastrista en el fondo del caso Banco de Miami. Una vez que conecté estas circunstancias, ya no cesé de comprobar el linchamiento desplegado desde que separé las dos causas. La realidad de este linchamiento y la fecha del pistoletazo de salida es fácil de comprobar en la prensa. ¿Las correlaciones mencionadas son penalmente relevantes? No lo sé a ciencia cierta porque no me han dejado que siga instruyendo ninguno de los dos asuntos. Si hubiese seguido, a día de hoy se hallaría muy enfocada la naturaleza de tales relaciones con la ciudad de Miami. Pero son por todos conocidas las circunstancias denigrantes que me apartaron de mi trabajo en julio de 2013”.
Mas Canosa y su hijo Mas Santos: conexión con el Banco de Miami y Aznar
Jorge Mas Santos
“Cuando inicié esta segunda investigación no sabía lo que iba a ocurrir. En el caso de obtener una explicación razonable se habría sobreseído la causa, tras aclararse la inexistencia de irregularidades penales en la compra del Banco de Miami. Una segunda alternativa sería que la causa se centrara exclusivamente en Blesa o en personas del entorno de Caja Madrid Cibeles, sociedad cotizada que aglutinaba las principales participaciones del grupo en servicios financieros. Y, como última opción, el asunto podría complicarse, de modo que la instrucción abarcara un número de imputados amplio, alrededor de cuantos eventos convergieran en Miami. Cuando comienzas una instrucción compleja puedes plantearte muchos problemas. Pero nunca se te ocurrirá que el escollo sea el nombre de una ciudad: Miami”.
 
Aznar con Mas Canosa: viejas fotos, nuevas relaciones
La mafia cubana asentada en Miami está mezclada en este asunto, según Elpidio Silva: “Recientemente, la familia cubana Mas Canosa ha evitado una condena penal tras llegar a un acuerdo indemnizatorio con los trabajadores que acamparon en el Paseo de la Castellana. Según la Audiencia Nacional, la familia Mas Canosa dispuso ilícitamente de importantes sumas de dinero procedentes de Sintel. Aparecieron, además, indicios sobre la posible descapitalización progresiva de la filial de Telefónica, mediante avales y préstamos que condujeron al quebranto de la empresa”. El juez recuerda como “en agosto de 2006, Jorge Mas Santos, hijo del histórico líder del exilio cubano Jorge Mas Canosa, confirmó ante los micrófonos de la Cadena Ser su cercanía con el expresidente del Gobierno José María Aznar: «Aznar nos ha dicho que podemos contar con su apoyo, al igual que el de la fundación FAES que él preside».
Rato y Blesa: ambos urdieron la creación de Bankia
Y es que los hechos parecen darle la razón: cuando el FROB está investigando a modo de cala 90 operaciones y está personado en diez causas penales, Elpidio Silva apunta a los directivos de las cajas de ahorro como los causantes del cataclismo que ha sufrido España: “¿Cómo puede comprenderse un esquema tan retorcido y ruinoso para nuestra democracia? ¿Es posible ofrecer una imagen más desequilibrada y vergonzante de nuestro Poder Judicial? ¿Quién puede tener interés en organizar un circo tan degradante, con carpas y artistas tan bochornosas y patéticas?”.
 
Blesa y Aznar, amigos y visitantes de Miami
Y ahora puede saberse todo con la toma del control del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) por el FROB, para poder investigar el patrimonio y las operaciones de los ex banqueros de siete cajas: Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja Ávila, Caja Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja crearon el BFA: “Es una compleja estructura financiera basada en un modelo llamado Sistema Institucional de Protección (SIP) y al que popularmente se denomina «fusión fría».
“España es un acertijo escondido en el fondo de unas cuantas madrigueras. Algunos han dedicado su vida a camuflar este acertijo, lo silencian en sus ratoneras, y no dejarán que las grandes causas judiciales salgan adelante. y menos aún que avancen con celeridad. Los movimientos relámpago sólo los temen los adversarios con escaso terreno para replegarse. Nuestra clase política y los empresarios castizos aliados con ella no han ganado tanto terreno. Han mentido mucho, han ocultado los grandes problemas del país, pero les ha faltado tiempo para consolidarse. Y la crisis les ha pillado de improviso. Entre otros motivos porque no han creado riqueza con mayúscula. El español hoy en día ve aterrorizado que acabará más empobrecido que en el tardofranquismo. ¿Pretenderán que los instructores nos pasemos años mareando la perdiz sin dar nunca en la diana? ¿No será consigna tácita que los jueces nos entretengamos botando la pelota casi fuera de la cancha para que la casta política tenga tiempo de reaccionar judicialmente?”
 
 
Aquest petit article es llegeix en 5 minuts i ens explica les greus conseqüències de l’atur que amb politiques econòmiques diferents es podria combatre.
Si lo reenvías, estarás contribuyendo a difundir información veraz que los medios de comunicación de masas no quieren publicar.

"La población en general no sabe lo que está  ocurriendo... y ni siquiera sabe que no lo sabe".
—Noam Chomsky
 
 
 
VICENÇ NAVARRO
 
Pensamiento Crítico
 
Una de las mil razones para estar indignados
12/01/2014
 
Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está pasando en su país. Seguro
que es consciente de que la situación económica y social del país no está yendo bien. En
realidad, está yendo muy mal. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión
Europea y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la economía
española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis
hasta veinte años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el
desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos
quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una situación
desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los jóvenes está
también afectando negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por
cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es que hay demasiados
ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente al
descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es que no haya jóvenes
sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento
catastrofista basado en la transición demográfica oculta.
 
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas llevadas a cabo por gobiernos
bajo el mandato de instituciones altamente influenciadas por la banca, tales como el Banco
Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Se lo digo yo,
que soy Catedrático de Políticas Públicas y he visto muchos casos antes, en otros
continentes, que experimentaron crisis muy semejantes. En realidad, a finales del siglo XX,
Latinoamérica sufrió una situación muy parecida.
 
Estos bancos que tienen una enorme influencia política (muy, pero que muy marcada en
España, donde el gobierno Rajoy es un mero instrumento de la banca), están forzando e
imponiendo políticas que son la causa de la crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy
está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España (lo mismo ocurre en
Catalunya con el gobierno de Artur Mas), recortando y recortando gasto y empleo público a
fin de reducir el déficit y la deuda pública. Estos recortes están contribuyendo a destruir
empleo y bajar la demanda que debería estimular la economía.
 
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española continúa subiendo y
subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de euros (lo cual es mucho dinero). Usted y
yo pagamos los intereses de esta deuda, que representa ya el segundo capítulo del
presupuesto del Estado después de la Seguridad Social. Este dinero suyo y mío va a los
bancos que han comprado esta deuda. Hoy los bancos españoles tienen casi la mitad de
esta deuda, 299.000 millones. La pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca el
banco el dinero para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho que le sorprenda,
procede de préstamos públicos. Cada año los bancos españoles piden prestado dinero al
Banco Central Europeo, BCE, una institución pública (que no funciona en realidad como un
banco central, sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos, menos del
1%. El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten a usted y a mí, y a las
pequeñas y medianas empresas, y así se resuelva el enorme problema de falta de crédito
que ha paralizado la economía. No sé si usted ha intentado conseguir un préstamo de la
banca. Si lo intenta, verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si reciben tanto dinero del
BCE?
 
La respuesta no es difícil de ver. Los bancos ganan mucho más dinero comprando deuda
pública a unos intereses muy altos (que el discurso oficial indica que el Estado necesita
ofrecer para que los Estados puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de un 4%,
6%, o incluso 13%. Imagínese el chollo que significa que reciban dinero a menos del 1% y
con ello compren bonos que les generan una cantidad de dinero muchas veces mayor que
la que pidieron prestada del BCE. ¿Se da cuenta? Y, sepa usted, que los banqueros en
España están entre los mejor pagados de la Unión Europea. Y los bancos más importantes
de España han estado entre las empresas con mayores beneficios. Si después de leer
todo esto no se ha indignado, es que no me he explicado bien.
 
Pero si me ha entendido bien, entonces prepárese para incrementar su nivel de
indignación, pues todo esto es totalmente innecesario. Todo este enorme sufrimiento,
incluido el elevado desempleo, es totalmente evitable. Es, repito, innecesario y dañino y
existe única y exclusivamente para el beneficio primordialmente de la banca. La solución a
esta situación es extremadamente fácil. El BCE debería prestar el mismo dinero, no a la
banca privada, sino a los Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a las
pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de interés que el Estado lo recibe del BCE.
 
Mire que fácil.
 
Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues porque la banca tiene un enorme
poder sobre el BCE, sobre las instituciones que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno
español y, no lo olvide, sobre los medios de información y persuasión. Y un ejemplo de ello
es que este artículo que ha estado leyendo no se publicará en ninguno de los cinco
rotativos más importantes del país. De ahí que le sugiera que lo distribuya ampliamente
entre amigos y familiares, porque la escasísima democracia que tenemos tiene que
cambiarse y ello empezará por tener una ciudadanía informada, que es lo que no tenemos.
 
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y
Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University